
Ser fotógrafo es una actitud, una forma de vida. Cuando me preguntan, ¿qué equipo llevas? Siempre respondo, mi MIRADA.
La decisión de sumergirme en el mundo de la fotografía surgió de una profunda experiencia personal. Cuando el implacable alzheimer robó los recuerdos de mi madre, sentí la urgencia de capturar momentos antes de que se desvanecieran en la bruma de la memoria. Cada fotografía se convirtió en un acto de resistencia, una forma de preservar y honrar los instantes que el tiempo intentaba borrar. Enfrentar la fragilidad de la memoria me impulsó a buscar la eternidad en cada imagen, transformando mi dolor en una pasión por capturar la belleza efímera de la vida. La fotografía se convirtió así en mi medio de preservar lo que el alzheimer intentó arrebatar

La pasión por la fotografía se arraigó en mi desde temprana edad. Mi infancia estuvo marcada por la presencia constante de mi padre, un maestro de la iluminación. La cámara siempre estaba a la mano, capturando los momentos más simples y cotidianos que, con el tiempo, se convertirían en tesoros invaluables.
Cada fotografía es una obra maestra única, capturando la luz, la sombra y la esencia de un momento en un lienzo de papel.
El poder de la fotografía es ese. "DETENER EL TIEMPO"